La comedia mexicana se viste de luto con la triste noticia del fallecimiento de Eduardo Manzano, una figura indispensable del humor televisivo, mejor conocido por ser la mitad del legendario dúo “Los Polivoces”.
El deceso del actor y comediante, a la edad de 87 años, fue confirmado esta mañana por su hijo, Eduardo Manzano Martínez, a través de una emotiva publicación en redes sociales.
Manzano deja un legado de carcajadas que abarca más de cinco décadas, marcando a varias generaciones con su ingenio, su capacidad para la imitación y la creación de personajes icónicos que se incrustaron profundamente en la cultura popular mexicana. Su trabajo con el también fallecido Enrique Cuenca, bajo el nombre de Los Polivoces, transformó el panorama de la comedia en Latinoamérica.
Una alianza de oro: La leyenda de “Los Polivoces”
La carrera de Eduardo Manzano está intrínsecamente ligada a la de Enrique Cuenca, su compañero inseparable en la creación de “Los Polivoces” (abreviatura de “polifacéticos en voces”). El dúo se formó a finales de la década de 1950 y alcanzó la fama masiva en la televisión a partir de los años 60.
Su humor se caracterizaba por la sátira social, la crítica política sutil (para lo que permitía la época) y la parodia de los estereotipos mexicanos de la clase media y baja. El éxito de Los Polivoces radicaba en su extraordinaria química, donde Manzano aportaba la chispa ingeniosa y la facilidad para los personajes físicamente expresivos, mientras que Cuenca se destacaba en la composición de figuras serias o bufonescas.
El programa principal que los inmortalizó, también llamado “Los Polivoces”, se emitió durante varias etapas en la televisión mexicana, dejando un acervo cultural de sketches y frases que aún hoy son citadas.
Los personajes inolvidables de Eduardo Manzano
Eduardo Manzano demostró ser un maestro en la transformación, creando un extenso repertorio de personajes que se convirtieron en favoritos del público. Entre los más recordados se encuentran:
- Chano y Chon: Posiblemente su dupla más famosa junto a Cuenca. Manzano interpretaba a Chano, el “listo” (o eso creía), mientras que Cuenca era Chon, el ingenuo y simplón. Sus conversaciones absurdas sobre la vida cotidiana y la política eran un reflejo hilarante del México de la época.
- El Comandante Agallón de la Paz: Una brillante parodia de los militares y policías, caracterizado por su bigote y su tono de voz autoritario pero cómico. Agallón representaba la prepotencia burocrática llevada al absurdo.
- El Travieso: Un personaje infantil y travieso, con overol y una gorra, que hacía de las suyas en el sketch familiar, contrastando con la seriedad de los adultos.
- Don Teofilito: Un anciano que solía aparecer en sketches de hospitales o situaciones cotidianas, siempre con comentarios mordaces y una actitud de protesta constante.
- La Pirotecnia: Personaje más reciente que demostró su vigencia, caracterizado por su lenguaje florido y su capacidad para meterse en problemas.
Estos personajes, junto a otros creados por el dúo, no solo eran fuentes de risa, sino que proporcionaban una válvula de escape para la crítica social en un contexto donde la sátira política era cuidadosamente vigilada.
Trayectoria después de la ruptura y el cine
Tras la disolución de Los Polivoces a principios de la década de 1980, Eduardo Manzano continuó su carrera en solitario, demostrando su capacidad para mantenerse relevante en la evolución del humor.
Participó en diversas telenovelas y películas, aunque su corazón siempre estuvo en la comedia. En el cine, realizó varias producciones en las que explotaba sus personajes más queridos. Su trabajo en la gran pantalla incluye títulos como ’Mecánica Nacional’ (1972) y varias películas que se desprendieron de la popularidad de Los Polivoces.
En la televisión, colaboró en programas de comedia y sketches que buscaban replicar el formato que lo llevó a la fama, aunque la química mágica con Cuenca era irreemplazable.
Los últimos trabajos de una carrera prolífica
En las últimas dos décadas, Eduardo Manzano se mantuvo activo, adaptándose a los nuevos formatos y audiencias.
- Series de televisión: Tuvo participaciones memorables en series de comedia con un toque más familiar, destacando su papel en ’Una familia de diez’ de Jorge Ortiz de Pinedo, donde interpretó a Don Arnoldo López (El Abuelo). Este personaje le permitió conectar con nuevas generaciones, mostrando su humor tierno y gruñón, y consolidando una nueva base de fans que lo conocieron fuera del contexto de Los Polivoces.
- Proyectos especiales: Continuó realizando apariciones especiales y shows en vivo, demostrando que, incluso en sus años más avanzados, conservaba el timing y la chispa que lo caracterizaron.
Su versatilidad le permitió trabajar con varias generaciones de comediantes, siendo siempre respetado por su técnica y su profundo conocimiento del humor mexicano.
Un legado inmortal de la cultura pop
La muerte de Eduardo Manzano marca el fin de una era. No solo ha desaparecido un gran comediante, sino también uno de los pilares que definieron el humor popular en México durante el siglo XX. El legado de “Los Polivoces”, con sus chistes, sus muletillas y su crítica velada, perdurará en la memoria colectiva.
Su arte se basó en la observación aguda de la idiosincrasia mexicana, utilizando el humor como espejo de la sociedad. La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y la comunidad artística han comenzado a expresar sus condolencias, reconociendo la trascendencia de su contribución.
Los detalles sobre los servicios funerarios se darán a conocer en las próximas horas, mientras el público y sus colegas le rinden homenaje a través de las redes sociales, despidiendo al hombre que nos hizo reír como Chano, El Comandante Agallón, y Don Arnoldo.
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