El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se dirigió a la Asamblea General de la ONU en Nueva York en un discurso marcado por la tensión y el desaire. Decenas de delegados abandonaron el salón antes de que comenzara a hablar, en un acto de protesta que refleja la creciente indignación internacional por el asalto militar de Israel en Gaza, tras los ataques liderados por Hamás el 7 de octubre.
Netanyahu, quien llevaba un pin blanco con un código QR, intentó captar la atención de la audiencia, aunque la asistencia ya era escasa. “Gran parte del mundo ya no recuerda el 7 de octubre, pero nosotros sí”, dijo, señalando el prendedor y pidiendo a la gente que lo escaneara para acceder a un sitio web sobre los ataques de Hamás.
A pesar de la poca asistencia, el primer ministro israelí recibió fuertes aplausos de la delegación de su país cuando mencionó que la operación israelí hizo explotar cientos de buscapersonas llevados por miembros de Hezbolá en Líbano.
Reunión con Trump y el contexto político
La visita de Netanyahu a Estados Unidos incluye una reunión clave con el presidente Donald Trump el próximo lunes. Trump ha prometido bloquear cualquier intento de Israel de anexarse la Ribera Occidental, un mensaje que se da en un momento delicado, poco después de que un plan de paz propuesto por Estados Unidos fuera discutido con líderes árabes.
El discurso de Netanyahu en la ONU se produjo en un contexto de creciente presión global sobre Israel para que detenga la ofensiva en Gaza y permita la entrada de ayuda humanitaria. El alto número de víctimas civiles y la devastación en la Franja de Gaza han generado condenas en la mayoría de las naciones miembro. La salida de los delegados antes de su discurso es una señal clara de que la diplomacia tradicional no está funcionando y que la paciencia con las acciones de Israel se está agotando.
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