Guardia Suiza del Vaticano: Historia, requisitos y secretos del ejército del Papa
  • La Guardia Suiza: Los Centinelas del Papa

Roma, Ciudad del Vaticano. – Desde hace más de cinco siglos, un grupo selecto de hombres ha protegido al líder de la Iglesia Católica: se trata de la Guardia Suiza Pontificia, una de las instituciones militares más antiguas y llamativas del mundo.

Con un protocolo estricto, una formación militar rigurosa y una historia sorprendente, este cuerpo se ha convertido en uno de los símbolos más curiosos y admirados del papado.

Cada 6 de mayo los nuevos miembros de la Guardia Suiza juran fidelidad al Papa, incluso a costa de su propia vida.

Controla las cuatro puertas del Vaticano: la del Santo Oficio, el Arco de las Campanas, el Portón de Bronce y la Puerta de Santa Ana, donde se halla su cuartel.

Guiardia Suiza
Guardia Suiza. Cada 6 de mayo los nuevos miembros de la Guardia Suiza juran fidelidad al Papa, incluso a costa de su propia vida

Historia que se remonta al Renacimiento

Fundada el 22 de enero de 1506 por el Papa Julio II, esta unidad fue establecida para proteger al Sumo Pontífice en un tiempo de constantes guerras en Europa.

El primer grupo de la Guardia Suiza estuvo compuesto por 150 soldados suizos, conocidos por su valentía y lealtad. Desde entonces, han defendido a más de 40 Papas, incluyendo momentos críticos como el Saqueo de Roma de 1527, donde 147 guardias murieron protegiendo al Papa Clemente VII.

En ese momento, la elección lógica fueron los mercenarios suizos, debido a la reputación que habían ganado en las Guerras de Borgoña.

Historia de la Guardia Suiza

La historia de la Guardia Suiza tiene su origen en el siglo XVI. El papa Sixto IV firma una alianza con la Confederación Suiza, construye cuarteles en Via Pellegrino y contrata mercenarios suizos.

El pacto fue renovado por Inocencio VIII para usarlos contra el duque de Milán. 

Alejandro VI los utilizó durante su alianza con el rey de Francia.

Durante la época de los Borgia, sin embargo, comenzaron las guerras italianas, en las cuales los mercenarios suizos eran un accesorio en la línea del frente entre las facciones beligerantes, a veces por Francia y, a veces por la Santa Sede o el Sacro Imperio Romano Germánico.

Los mercenarios se reclutaron cuando se oyó decir que el rey Carlos VIII de Francia planeaba una guerra en contra de Nápoles, entre cuyos participantes estaba el cardenal Giuliano della Rovere, el futuro Julio II.

La Guardia Suiza actual fue creada el 21 de enero de 1506, tres años después de que el papa Julio II ocupara la silla de San Pedro y pidiera a los nobles suizos soldados para su protección, formando una compañía de 150 hombres.

La fecha oficial de su fundación es, pues, el 21 de enero de 1506.

Requisitos para ingresar a la Guardia Suiza

Ser parte de esta guardia suiza no es tarea sencilla. Es un cuerpo donde se rota mucho. Entran 30 cada año y firman contratos de dos años.

Los requisitos son estrictos:

  • Ser varón suizo, católico practicante.
  • Tener entre 19 y 30 años.
  • Medir al menos 1.74 metros.
  • Estar soltero al ingresar (aunque pueden casarse luego, si cumplen cinco años de servicio).
  • Haber completado el servicio militar obligatorio en Suiza.
  • No tener antecedentes penales.
  • Haber cumplido una instrucción básica en las Fuerzas Armadas Suizas y obtenido certificados de buena conducta.
  • Tener una reputación intachable y recomendación eclesiástica.

 El uniforme: color, historia y diseño

Uno de los aspectos más icónicos de la Guardia Suiza es su uniforme renacentista.  El actual fue diseñado a principios del siglo XX, y se inspiró en los frescos de Rafael.

En realidad, fue rediseñado en 1914 por el comandante Jules Repond, inspirado en los frescos de Rafael.

Los colores azul, rojo y amarillo representan a los Medici, familia del Papa Julio II.

Además del uniforme ceremonial, utilizan trajes modernos para labores de seguridad diaria, y están entrenados en artes marciales, armas modernas y protocolo diplomático.

Está considerado uno de los uniformes militares en activo más antiguos del mundo.

El morrión (el casco), negro y metálico, está adornado con una pluma roja o blanca, según el grado o rango; los guantes son blancos y la coraza, una reminiscencia medieval.

Van armados con una alabarda y una espada ropera, aunque al prestar servicio añaden armas modernas de infantería, pistolas, ametralladoras, subfusiles y fusiles de asalto.

Los guardias suizos no usan propiamente botas altas, sino calzas a las piernas, sujetas a la altura de la rodilla por una liga dorada y cubiertas por polainas.

 Sueldo y duración del servicio

  • Un sueldo de 1.500 euros, ser célibe y católico

El sueldo base ronda los 1,500 euros mensuales, con alojamiento, alimentación y seguro incluidos.

Aunque es modesto, muchos consideran que servir al Papa es un honor patriótico y espiritual.

El servicio mínimo es de 2 años, aunque muchos extienden su estancia hasta 5 o más.

Es un oficio en el que hay cierta rotación, de modo que los admitidos están algunos años en la Santa Sede y al cabo de un tiempo regresan a sus países de procedencia, normalmente Suiza.

Curiosidades que encantan a los visitantes

  • Son el ejército más pequeño del mundo, con unos 135 miembros activos.
  • Su juramento de lealtad se realiza cada 6 de mayo, recordando el sacrificio de 1527.
  • La Guardia Suiza es también una figura turística: miles de visitantes los fotografían cada año por su peculiar vestimenta.
  • A pesar de su apariencia ceremonial, están armados y entrenados con tecnologías modernas.
  • Los soldados, tras sus turnos, pueden salir por Roma, viajar, hacer amistades o incluso enamorarse, aunque eso sí, el matrimonio solo se permite después de cinco años de servicio y hasta reciben un apartamento. 
  • “No hacemos votos de castidad, tenemos derecho a hacer una familia o una novia afuera”, manifiestan dos de los integrantes del ejército.

Sus funciones como Guardia Suiza

Los guardias suizos se encargan de la seguridad del papa las 24 horas del día.

Lo acompañan en todos sus desplazamientos y controlan los accesos al Vaticano.

En caso de fallecimiento del pontífice, son responsables de proteger al Colegio Cardenalicio durante la sede vacante y de custodiar el cónclave en el que se elige al nuevo papa. 

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